Quién hubiera creído que se hallaba
sola en el aire, oculta,
tu mirada.
Quién hubiera creído es terrible
ocasión de nacer apuesta al alcance
de mi suerte y mis ojo,
y que tú y yo iríamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a arrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente espiados en el fondo,
temblando desde el agua,
descubriendo, pretendiendo alcanzar
quién era tú detrás de esa cortina,
quién era yo detrás de mi.
y todavía no hemos visto nada.
Espero que alguien venga, inexorable,
siempre temo y espero,
y acabe por nombrarnos en un signo,
por situarnos en alguna estación
por dejarnos allí, como dos gritos
de asombro.
Pero nunca será. Tú no eres así,
yo no soy así, eso es lo que fuimos
antes de ser nosotros.
Eras si pero ahora
suenas un poco a mi.
Era si pero ahora vengo un poco a ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve rasgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos
a ti y a mi cuando nos piensen solos.
Hemos llegado al crepusculo neutro
donde el dia y la noche se funden y se
igualan.
Nadie podrá olvidar ese descanso.
Pasa sobre mis parpados el cielo facil
a dejarme los ojos vacion de la ciudad.
No pienses ahora en el tiempo de agujas,
en el tiempo de pobres desesperaciones.
Ahora sólo existe el anhelo desnudo,
el sol que se desprende de sus nubes de
llanto,
tu rostro que se interna noche adentro
hasta solo ser voz y rumor de sonrisa.
Puedes querer el alba
cuando ames.
puedes
venir a reclamarte como eras.
he conservado intacto tu paisaje.
Lo dejare en tus manos
cuando éstas lleguen, como siempre,
anunciándote .
Puedes
venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú.
Aunque mi voz te espere
en un azar
quemando
y tu dueño sea eso y mucho más.
Puedes amar el alba
cuando quieras.
Mi soledad ha aprendido a ostentarte.
Esta noche, otra noche
tú estarás
y volverá a gemir el tiempo giratorio
y los labios dirán
esta paz ahora esta paz ahora.
Ahora puedes venir a reclamarte,
penetrar en tus sábanas de alegre
angustia,
reconocer tu tibio corazón sin excusas,
los cuadros persuadidos,
saberte aquí.
habrá para vivir cualquier huida
y el momento del sueño y el amor
que aquí permanecieron.
Esta noche, otra noche
tú estarás,
tibia estarás al alcance de mis ojos,
lejos ya de la ausencia que no nos
pertenece.
He conservado intacto tu paisaje
pero no sé has dónde está intacto sin
ti,
sin que tú le prometas horizontes de
niebla,
sin que tú le clames su ventana de
arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro d
de tu cielo hacia mí.
Mario Benedetti.